Conocí a Jodorowsky por su libro Psicomagia. Leer ese libro me cambió. Me impulsó en una transformación. Tenía 21 años y me di cuenta que vivía en mi cabeza. Había un mundo que necesitaba explorar y ese libro me entregaba una herramienta para hacerlo: los actos poéticos. 

Los actos poéticos eran acciones que uno realiza por ganas o deseos de hacer, sin tener una razón o un motivo de antemano y que se salen de la lógica racional. El acto poético sigue la lógica de un sueño. Al realizar el acto poético, algo oculto se hace evidente.

Inmediatamente tras leer ese libro, junto a un amigo creamos un grupo para hacer actos poéticos, que bautizamos GIO: “Grupo de Intervención Onírica”. Durante 3 años realizamos actos poéticos en una hermosa e intensa experiencia que nos cambió a ambos. Fue una práctica de autoconocimiento y de liberación de la lógica racional en la que todo tiene que tener un propósito conocido de antemano. Para mí esta experiencia fue vital ya que había vivido gran parte de mi vida en una prisión racional, primero en un colegio de hombres dirigido por curas y luego en una escuela de ingeniería, que es donde me encontraba en ese tiempo. 

Por agradecimiento y por interés seguí investigando la obra de Jodorowsky y me di cuenta que su visión del mundo me parecía atractiva. Eran posturas simples, diferentes y bellas. Por ejemplo, que es ridículo que haya un papa y no haya una papisa. Los países debieran ser gobernados por un presidente y una presidenta. Incluso las organizaciones debieran ser dirigidas por una pareja. 

Mientras más conocía, más sentido me hacía. Por ejemplo, que la realización no es tener la mente vacía y el corazón vacío, sino tener la mente vacía y el corazón lleno. Que el camino de espiritualidad no significa abandonar la sexualidad y el cuerpo, sino que el camino espiritual requiere un sexo satisfecho y un cuerpo agradecido. Que no tenemos solo un ego, sino que al menos tenemos 4: un ego intelectual, un ego emocional, un ego sexual-creativo y un ego material. 

” Jodorowsky decía que todo esto lo aprendió en el Tarot. Me gustaba que él no se presentaba como un gurú sino que reconocía que el maestro no era él, sino el Tarot. Además, decía que el Tarot es para ver el presente, no el futuro. Que no es para dar consejos, ya que todo consejo es una toma de poder. Todo esto despertó mi curiosidad por el Tarot.”

A los dos años de mi encuentro con el libro Psicomagia de Jodorowsky, pude conocerlo personalmente y recibir un acto de Psicomagia de su parte. Desde ahí en adelante he estudiado Tarot, primero de manera autónoma y luego con la compañía de más personas amantes de este arte.