Extracto de “La vía del Tarot” de Jodorowsky, A. & Costa, M. (2006).
Sobre su caballo blanco, símbolo de la sublimación del deseo, el Caballero de Bastos domina su montura hasta el punto de hacerle cambiar de dirección. Su basto vuelve a ser natural: la energía sexual y creativa es vista simplemente, como lo que es. Atraviesa su mano, como indicando que no hay dualidad entre él y su energía, sino una confianza total. Esta carta representa el instinto canalizado, la creatividad en pleno dominio de sí misma, el valor supremo frente a la vida y la muerte, la paz, las capacidades del sanador, o un sabio que abandona voluntariamente los placeres del mundo para entrar en el reino del pensamiento.