Nuev@ en el Tarot
EL ORIGEN DEL TAROT
Por Aníbal Morales el 28 de Febrero, 2019
El origen del Tarot es un misterio. Existen varias hipótesis y compartiré una de ellas contigo.
El origen del Tarot es un tema polémico. Existen diferentes hipótesis y cada una contradice a la de la otra escuela. En cierta medida, todos quieren ser poseedores del secreto del origen.
En mi opinión, creo que la única hipótesis válida es la que tu mismo eres capaz de crear. Momentaneamente podemos usar la de otras personas, pero no como totalmente válidas, sino como una de las posiblidades. Esto te va a permitir mayor flexibilidad cuando te toque conocer otras hipótesis y además evita que asumas algo solo por que otra persona que tu respetas lo dijo. Recuerda que esta es una vía interior, y en esta vía, tu eres el/la protagonista.
Dicho lo anterior, acá vamos a revisar la hipótesis de Alejandro Jodorowsky, que se detalla en el libro “La Vía del Tarot” de Jodorowsky & Costa.
El Origen del Tarot (La hipótesis de Jodorowsky)
Para Jodorowsky, la intuición de que el Tarot de Marsella era el auténtico fue confirmándola con sus investigaciones en textos históricos.
El Tarot más antiguo que se conoce es el Tarot de Viscontis Sforza de 1470.
Para Jodorowsky este Tarot si bien es el más antiguo, no es el original. Su teoría es que ya existía un Tarot popular, y este noble decidió copiarlo y encargar a un artista que pintara una versión modificada con el fin de lucirse y mostrar un Tarot donde saliera él y su familia.
Según la investigación de Jodorowsky, hay registros más antiguos que hacen alusión al juego arabé naïbe (naipes: espadas, bastos, copas y oros). En 1331, la Orden de Caballería fundada por Alfonso 11 prohibía jugar con naipes a los caballeros. En 1337, los estatutos de la Abadía de Saint Victor de Marsella también prohiben a los religiosos los juegos de naipes. Eso indica que los naipes necesariamente son anteriores al Tarot de Visconti. Y también que en esa época los naipes no tienen los arcanos mayores.
Según Jodorowsky, nadie sabe cuando ni quién creó el Tarot, ni si se crearon primero los arcanos menores (naipes) y después se agregaron los arcanos mayores.
La teoría de Jodorwsky es que en el año 1000, en el sur de Francia y España, convivían en sana paz una iglesia, una sinagoga y una mezquita. Las tres religiones, el catolicismo, el judaísmo y el islam, se respetaban y los sabios de cada una se nutrian y enriquecían con el contacto con los miembros de las otras.
Entre ellos, un grupo de sabios y sabias, previniendo la decadencia de sus religiones, que por una sed de poder iban a conducir a un odio entre ellas y al olvido de la tradición sagrada, se unieron para depositar ese conocimiento en un juego de cartas, para preservarlo y ocultarlo a plena vista, para que en un futuro pudiera llegar a manos de seres con un nivel de consciencia elevado que descifrarían su mensaje.
Un Tarot despreciado
El Tarot pasó desapercibido por mucho tiempo. Jodorowsky en sus investigaciones descubrió que el Tarot era considerado simplemente como un juego hasta que Court de Gebelin, en 1781, en su libro “Monde Primitif” habló por primera vez sobre el lado esotérico u oculto del Tarot, y lo asoció a un conocimiento egipcio cuya fuente es el libro de Toth. Luego de esa publicación, muchos ocultistas y esotéricos hicieron libros y tratados sobre el Tarot y su posible origen. Y desde ese momento, comenzaron a realizar versiones propias del Tarot, tratando de corregir los errores que consideraban que tenía y haciendolos coincidir con sus visiones y conocimientos.
Luego de varios años, el primero que vió el Tarot como un lenguaje óptico fue J. Maxwell en 1933. En su libro “Le Tarot, le symbole, les arcanes, la divination” indica que para comprender el Tarot es preciso verlo. Hasta ese momento, los esotéricos no veían el Tarot sino que trataban de entenderlo desde otros conocimientos como la astrología, la cábala, el iching, la alquimia, entre otros.
La Restauración del Tarot
Jodorowsky durante más de 30 años desarrolló y profundizó su conocimiento del Tarot de Marsella de Paul Marteau, y lo compartió con centenares de alumnos. En 1993 lo contactó Phillipe Camoin, descendiente directo de una familia marsellesa que imprimiía desde 1760 el Tarot de nicolás Conver.
El padre de Camoin había muerto en un accidente automovilístico y esto había llevado al término de la tradición familiar de impresión de Tarot. Camoin no había podido hacer su duelo y había perdido su capacidad de reincorporarse a la sociedad, por lo que pasó 10 años encerrado en su casa. Logró salir de ahí para solicitar la ayuda de Jodorowsky.
Jodorowsky le dio como acto de Psicomagia que recuperara la tradición familiar y para ello, que restaurara el Tarot de Marsella con su ayuda.
Durante 2 años estuvieron trabajando en esta restauración. Recorrieron museos y tuvieron acceso a archivos privados y planchas de impresión de madera. Si bien pensaron que la tarea sería solo cambiar un par de símbolos, cuando llevaban un año de trabajo se dieron cuenta que era una transformación mayor.
Observaron que muchos detalles fueron cambiando en el tiempo, algunos de ellos desaparecieron en las copias actuales de Tarot, que eran copias de Tarots anteriores, que eran copias de otros más antiguos. En otros casos se agregaron nuevos detalles que también modificaban las versiones originales.
Tuvieron que ver todas las versiones del Tarot de Marsella con las fuentes más antiguas y decidir detalle por detalle, si correspondía al original o era una modificación. Posiblemente las imprentas de Tarot al no conocer el valor de cada detalle los iban elimnando para simplificar la impresión. Lo mismo pasó con los colores, que fueron eliminados y solo se conservaron 4 colores, que es lo que permitían las imprentas de esa época.
Afortunadamente para nosotros, también encontraron un tarot pintado a mano que les permitió recuperar los colores originales del Tarot.
Todo este proceso se consolidó en el Tarot de Marsella Restaurado, que recupera los 11 colores y los elementos perdidos, siendo la aproximación actual más fiel posible del Tarot original, según sus autores.