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Hacia un nuevo modelo evolutivo

EL MAPA DEL EGO

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Primeros pasos hacia

UN NUEVO ORDEN

Los actos como puerta al inconsciente

Cuando cumplí 21 años llegó a mis manos el libro Psicomagia, escrito por Alejandro Jodorowsky, que tuvo un profundo impacto en mí ya que desafiaba una regla genealógica oculta en mi inconsciente: el mundo material y el mundo espiritual no se pueden unir.

A través de un relato autobiográfico, el libro iba mostrando un camino sobre cómo al realizar ciertos “actos artísticos”, se  generaba algo nuevo en el mundo capaz de unir elementos desconectados: el mundo material interactuaba con el mundo del inconsciente, y el mundo del inconsciente interactuaba con el mundo espiritual. 

A Jodorowsky, la primera inspiración que le guió a estos actos artísticos vino de la mano de los grandes poetas de su tiempo de juventud (Neruda, Gabriela Mistral, Nicanor Parra, entre otros), que según él, tenían la capacidad de influir en el mundo con su poesía. Est@s poetas habían traspasado la barrera de la poesía escrita y hablada, y habían conseguido que la poesía se manifestara como actos, a los cuales llamó “actos poéticos”. 

Su segunda inspiración vino del trabajo con el teatro, del cual generó un acto teatral llamado “efímero pánico” que consiste en ir en el camino opuesto a la interpretación de un papel teatral, es decir, a liberarnos del papel psicológico o del papel asociado a nuestra personalidad, y crear momentos libres de este papel.

Luego vinieron el acto onírico, el acto mágico (de los curanderos) y el acto psicomágico. Y en todos ellos hay un camino de liberación, de crecimiento espiritual y material, que se obtiene por medio de la realización de estos actos transformadores.

 

Los actos versus las palabras

En la vida de Jodorowsky, además de ver este viaje de descubrimiento hacia los actos transformadores, se puede ver algo transversal que está a la base de todo este viaje: su preferencia del acto sobre la palabra.

En el inicio de su viaje podemos ver que lo que busca es la integración entre acto y palabra, por ello lo que le inspira son los poetas que son capaces de encarnar su palabra. 

Rechaza a los psicoanalistas porque les considera intelectuales, es decir, se quedan en el mundo de las ideas, de las palabras, y se desconectan de su cuerpo, no encarnando su palabra. 

Su camino hacia los actos transformadores es un camino hacia la liberación del lenguaje racional (que para él son las palabras) en favor del lenguaje del inconsciente (que para él se compone de actos principalmente). 

Podríamos intuir que la regla genealógica que constantemente está desafiando Jodorowsky es la supremacía de la palabra sobre el acto. Sin embargo, lo que no es capaz de ver es que tampoco sirve la supremacía del acto sobre la palabra. El problema no es la palabra, sino la palabra desconectada del acto. Esto es la raíz del por qué estos actos transformadores algunas veces producen transformación y otras veces no lo hacen.

En mi propia vida puedo ver que este mismo obstáculo se instala en otras dos vías de transformación que priorizan el acto sobre la palabra: el emprendimiento y la terapia corporal reichiana. En ambos enfoques vuelve a aparecer la misma pregunta: ¿por qué algunos emprendimientos funcionan y otros no? ¿por qué los ejercicios corporales terapéuticos funcionan unas veces y otras no?

La transformación requiere de palabras y de actos transformadores. 

 

Primeras pistas de un orden oculto

Revisando el recorrido de Jodorowsky, hubieron momentos en que se enfrentó a este obstáculo y logró superarlo, hasta cierto punto.

Por ejemplo, en su biografía de trabajo con el Tarot relata el encuentro con este conflicto.

Cuando quería interpretar las frases ópticas que me daban la unión de dos o más arcanos, me veía obligado a traducirlas en palabras, lo que era limitarlas. Aparte de nombrarlo, ¿quién puede decir lo que es un color? Todo poeta que lo intente logrará acercarse a la esencia del color, pero siempre de manera subjetiva e imprecisa… 
[…] ¿Cómo traducir estos mensajes en palabras?… Todo lo que se había dicho, se decía y se diría acerca del significado de los arcanos sólo podía ser una explicación subjetiva pero nunca una definición exacta. Aquellos que afirmaban «Esto es el significado tradicional del arcano» o eran ingenuos aprendices de mago o deshonestos charlatanes. Durante largo tiempo, con mucha pena, guardé en una caja mi Tarot, considerando imposible llegar a utilizarlo de manera objetiva.

Podemos ver en Jodorowsky el conflicto de lo subjetivo (la palabra) con lo objetivo (el verdadero significado). Se le hizo imposible hacer hablar a las cartas, hasta que encontró otro camino.

[…] Para llegar a conocer los arcanos había que entrar en ellos, despojado de palabras. Más bien, había que dejarse poseer por ellos. Tuve la suerte en aquella época de contactar con un grupo de adeptos al vudú que trabajaba con divinidades que me recordaban a los arcanos mayores.
[…] Mediante actos rituales, los adeptos caían en trance convirtiéndose en «cabalgaduras» que eran «jineteadas» por estas divinidades… Me dije: «Es preciso trabajar el Tarot en la misma forma que los adeptos del vudú. Debo sentir cada carta dejando que me absorba, ponerme al servicio de su expresión». Y así lo hice: cuando «fui» el Mago sentí la energía del cordón amarillo que rodeaba mi sombrero uniéndome con los lejanos universos para aportarme una Consciencia cósmica que estallaba en los ocho poderosos soles que se anidaban en mis cabellos. Sostuve en una mano el bastón de mago, capaz de captar las energías divinas para inyectarlas en la materia y producir milagros. En la otra mano sostuve la esfera de oro capaz de curar todos los males de la humanidad… Sentí los movimientos ágiles del personaje, su inteligencia, su astucia, su capacidad de atención, su rapidez. Con mi inmensa destreza era un ladrón metafísico que podía robar el secreto de la inmortalidad a los dioses… Pacientemente, día tras día, este mismo ejercicio lo realicé dejándome poseer, uno a uno, por los 77 restantes arcanos. 
Cuando entraron en mi inconsciente, grabándose como si hubieran formado siempre parte de mis sueños, intenté hacerlos hablar.
Me encontré con otra dificultad. Si bien, poniéndome en trance, todos los arcanos hablaban, a veces en forma de poemas, nada podía probar que sus palabras fueran objetivas, vinieran de un mundo exterior a mí. Con toda probabilidad esos discursos eran manifestaciones de mi subjetividad, meros autorretratos…

Una vez que consiguió darle palabras a las cartas, se rearma el mismo obstáculo, ahora entre palabras subjetivas (lo interno) y palabras objetivas (lo externo). 

Comencé a trabajar sobre mis proyecciones… A un sueño puede dársele una infinitud de interpretaciones, supersticiosas, psicoanalíticas, míticas, etc. Me dije: «Si las imágenes surgidas del inconsciente tienen incontables significados, y si todos son míos, debo rechazar aquellos que son producto de la angustia y escoger los que me acerquen más a la Consciencia divina».
A pesar de haber sido educado por un padre ateo que se burlaba de todos los libros sagrados, me permití hablar de «Dios» porque en el Arcano XVI (en francés, La Maison Dieu) aparece la palabra Dios, y por lo menos la mitad de los arcanos mayores tiene relación con el pensamiento religioso.
[…] Acepto pertenecer a ese inconmensurable misterio, entidad sin ser ni no ser, sin dimensión, sin tiempo. Acepto entregarme a sus designios, confiar en que mi existencia no es un capricho ni una burla ni una ilusión ni un juego sino una inexplicable necesidad de su Obra. 
[…] ¿Cómo el Tarot nos presenta a Dios? Lo presenta como La Torre (La Maison Dieu), misterioso hogar donde habita el universo que, estando nosotros unidos a él, es nuestro cuerpo. Somos inquilinos de un Amo que nos alimenta y sostiene y mantiene en vida por el lapso de tiempo que su voluntad decide.
[…] Comprendiendo así la unidad divina, origen de lo creado, nos encontramos ante una impotencia del lenguaje racional para, con su sistema conceptual siempre a la caza de diferencias y límites, comprender, definir, explicar una realidad en donde absolutamente todo está unido y forma un solo cuerpo. 
Si aceptamos que cada concepto no es la realidad, sino un retrato limitado de ella, aprenderemos a usar las palabras no como definiciones del mundo sino como símbolos del mismo. Un símbolo permite una incontable variedad de significados, tantos como los individuos que lo perciben.
[…] Por supuesto que esto, para las mentes que funcionan exclusivamente con una lógica aristotélica, es inaceptable. Tales personas exigirán que se les den significados precisos «símbolos estancados».
[…] A los símbolos estancados, si se obedece al Tarot, se oponen los «símbolos fluidos». Los sueños están constituidos de imágenes ambiguas. Los objetos del inconsciente tienen aspectos infinitos.

Una vez que se autoriza a hablar de Dios, desaparece la división afuera (dios) – adentro (humano) ya que incorpora lo que había dejado afuera, la palabra Dios. Se libera de la asociación: afuera = objetivo = dios, y crea una nueva asociación: dios = adentro y afuera. 

Dios afuera = Dios

Dios adentro = Dios Interior

Jodorowsky logra conectar la palabra con dios, que a su vez lo conecta con sus raíces genealógicas: la palabra, el verbo, el logos, la divinidad. Y este paso que da le permite crear un nuevo lugar para las palabras: la palabra como símbolo fluido.

Y una vez que consigue integrar la palabra, se vuelve a rearmar el obstáculo internamente entre lo divino y lo humano, entre dentro de lo divino y fuera de lo divino, y él se vuelve a ubicar afuera de lo divino.

Jodorowsky deja de lado la “palabra como símbolo fluido” y se queda solo con el “símbolo fluido” y el “símbolo estancado” donde lo que va a hacer la diferencia en ellos es nuestra capacidad de ver, no nuestra palabra.

Es posible que quien o quienes crearon el Tarot quisieran darle un contenido a la altura de la gente simple que lo empleaba como un juego. Pero hoy en día esta lectura ingenua no nos sirve. Si queremos usarlo como un instrumento terapéutico debemos depositar en él nuestra profunda subjetividad.
[…] Son símbolos que no dicen nada preciso y que debemos enriquecer con todo tipo de significados, darles contenidos que los sobrepasen.
[…] Si no se llena las cartas del Tarot con innumerables interpretaciones, la lectura no puede resultar. El valor del Tarot es el que nosotros le damos. Si somos mediocres, lo cargaremos de significados superficiales, hablaremos sólo de los amores, de los problemas económicos, del tiempo atmosférico, de la salud, de los accidentes, de los decesos, de los fracasos y los éxitos sociales, debilitando así la lectura. Para «cargar» bien los arcanos es preciso aprender a verlos globalmente, al mismo tiempo que en sus más ínfimos detalles. Cada símbolo no tiene una explicación estancada… No se trata de que encontremos su «definición secreta», se trata de darle la definición más sublime que podamos.

Jodorowsky deja a la palabra afuera del trabajo iniciático y enfoca su trabajo en cambiar nuestra mirada para tomar un punto de vista divino. 

Estamos unidos a la divinidad por una Consciencia infinita, eterna, impersonal, siempre en expansión, al igual que el universo. Con ese ojo interior, testigo puro, nos vemos vivir. Pero la encarnación hace que esta Consciencia se mimetice con nuestra forma, quedándose estancada a causa de diferentes traumas: haber vivido en la infancia experiencias de adulto o no haber vivido lo que se debía vivir, sometidos por padres tóxicos a abusos intelectuales, emocionales, sexuales o materiales… El punto de vista desde el que nos observamos es el de la edad donde padecimos las experiencias negativas. Cuando observamos el mundo lo hacemos desde pensamientos, sentimientos y deseos estancados, obteniendo respuestas limitadas a nuestros actos limitados. Una ley mágica dice: «El mundo es lo que creemos que el mundo es». El trabajo iniciático es aquel que nos permite cambiar nuestra mirada y observar los sucesos interiores y exteriores desde un punto de vista cósmico, infinito y eterno.

Todo el trabajo de descubrimiento de Jodorowsky con los actos transformadores van a tener un mismo propósito: cambiar nuestro punto de vista hacia un punto de vista divino. Y para él, esto se logra a través de los actos, no con las palabras. 

Pero cabe preguntarnos ¿podemos acceder a lo divino por una vía que no use la palabra?. Jodorowsky se inspira en el chamanismo para encontrar actos capaces de comunicarse con nuestro inconsciente y transformar nuestra realidad. Para Jodorowsky es nuestro inconsciente la fuerza creadora de la realidad, por ello pone énfasis en ser capaces de comunicarse con éste. Pero incluso cuando en sus investigaciones sobre el chamanismo se encuentra con que la palabra tiene un lugar especial, divino, aún así sigue priorizando los actos sobre las palabras. 

Pachita era excepcional, sin duda, pero se inscribía en una tradición…
Desde luego. Por ello, después de conocerla, descubrí el lugar que ocupa la magia en todas las culturas primitivas. Leí centenares de libros sobre el tema, para intentar extraer los elementos universales dignos de ser utilizados de manera consciente en mi propia práctica. No voy a extenderme sobre eso, pero daré algunos ejemplos. En todas las culturas se encuentra la idea del poder de la palabra, la certeza de que el deseo expresado en la forma adecuada provoca su realización. Pero con frecuencia el nombre de Dios o del espíritu se refuerza por su asociación a una imagen. Los antiguos sabían intuitivamente que el inconsciente no sólo es receptivo al lenguaje oral, sino también a las formas, a las imágenes, a los objetos. Por otra parte, los egipcios concedían importancia capital a la palabra escrita. Más que decir había que escribir. En psicomagia, yo acostumbro pedir a la gente que escriba cartas, no tanto por lo que digan en ellas cuanto porque el solo hecho de escribir y enviar la misiva posee efectos terapéuticos.

 

Reordenando el lugar de la palabra

A raíz de lo revisado anteriormente, cabe preguntarnos cuál es el orden que podemos darle a la palabra y al acto para que colaboren en la transformación.

En nuestra vida diaria podemos reconocer que la palabra transformadora es la palabra creadora, y podemos encontrar esta función al dar un nombre, al fundar algo, al bautizar. La palabra que nombra, crea.

En esa misma línea, el acto transformador es el acto creativo, ya sea tanto en la reproducción sexual de la especie como en nuestra imaginación modelando al mundo, por medio de creaciones, inventos y arte.

El mapa principal que usa Jodorowsky es el Tarot, y desde su visión del Tarot, la creatividad y la potencia creadora está asociada exclusivamente a los bastos, mientras que la palabra está asociada a las espadas, el mundo de las ideas.

Por lo tanto, si queremos avanzar más lejos que Jodorowsky vamos a tener que corregir este mapa y reformular estas asociaciones de manera que podamos permitir la unión de la palabra creadora y la creatividad. Esto lo podemos hacer diferenciando la palabra de las ideas, reordenando de la siguiente forma:

  • Espadas: Representa a las ideas y los pensamientos.
  • Bastos: Representa a las palabras (hablada) y los deseos.
  • Copas: Representa a las emociones y los vínculos.
  • Oros: Representa al cuerpo y las necesidades materiales.
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Para que podamos distinguir con claridad la diferencia de la palabra entre espadas y bastos, la siguiente asociación nos va a servir:

Palabra adentro = Palabra pensada = idea = espadas

Palabra afuera = Palabra hablada = orden = bastos

Culturalmente nos cuesta asociar la palabra hablada a los bastos, los deseos, pero existe una mitología particular donde sí se conectan y que nos es familiar: el genio de la lámpara. Para que el genio cumpla nuestros deseos, tenemos que decirlos (hablarlos). El genio cumple nuestras órdenes.

Incluso en la vida de Jodorowsky, podemos identificar un momento que para él fue de los más importantes de su vida y se se asemeja mucho a la historia del genio de la lámpara.

Después de hacer cola durante un par de horas –había al menos cincuenta personas esperando–, me senté frente al hermoso anciano. Emanaba de él una extraordinaria fuerza bondadosa. Me miró como si me conociera desde hacía mucho tiempo, palpó mi muñeca y me preguntó cuál era mi problema.
–Por las noches transpiro sin cesar –le dije.
Fijó sus ojos en los míos y pronunció esta inesperada pregunta:
–¿Cuál es tu finalidad en la vida?
Me turbé. Y, con una falta de respeto de la que muy pronto me arrepentí, contesté:
–He venido para que me dé un remedio contra el sudor, no a discutir de filosofía.
Con calma, me respondió:
–Si no tienes una finalidad en la vida, no te puedo curar.
Esto me produjo una gran conmoción psicológica.
[…] Bajo la profunda mirada de Cheng Man-Ch’ing, en cuyos ojos creí entrever un universo completo, pleno de ternura y piedad por la vida de los otros, presto a ser útil de forma desinteresada a la humanidad entera, me di cuenta de que mi finalidad de vivir no era la de un individuo aislado sino la finalidad de toda la raza humana, la presente y la futura. Con timidez y vergüenza me atreví a decir:
–Quiero conocer todo el universo. Vivir tantos años como vive el universo. Convertirme en la Conciencia del universo. Crear eternamente.
Creí que el sabio se iba a burlar de mí acusándome de delirio de grandeza, pero fue todo lo contrario. Con una sonrisa bondadosa me dijo:
–Tienes una finalidad en la vida, te puedo curar.

Identificar que la palabra hablada es creadora, no significa que todo lo que decimos crea nuestra realidad. Tampoco todo lo que deseamos crea nuestra realidad. Hay un elemento más en juego. La historia de la lámpara y el genio nos muestra que solo la palabra que es escuchada por el genio se cumple.

El Modelo Creativo

UN NUEVO MODELO EVOLUTIVO

Reordenando y reformulando el modelo evolutivo

Visto desde este nuevo enfoque, el trabajo iniciático propuesto por Jodorowsky “aquel que nos permite cambiar nuestra mirada y observar los sucesos interiores y exteriores desde un punto de vista cósmico, infinito y eterno” va a requerir que incorporemos la palabra creadora. Y para hacerlo será necesario que revisemos con mayor profundidad que significa este trabajo iniciático.

Jodorowsky sintetiza todo el trabajo iniciático en un “modelo evolutivo” donde el gran protagonista es el “Yo Superior”.

“Pasar del Yo personal – el ego individual, la imagen artificial de un@ mism@ creada por la familia, la sociedad y la cultura – al Yo transpersonal – el Yo adult@, consciente de la existencia de los demás, capaz de identificarse con el Ser esencial (la individualidad sublime y creativa independiente de nuestra herencia).”

A continuación revisamos los elementos principales de este modelo evolutivo.

  • Jodorowsky parte de la base que los seres humanos estamos constituidos por 3 categorías de Yo: el Yo Personal (Cuerpo) representado por los 4 egos: Intelectual, Emocional, Libidinal, y Corporal; el Yo Superior o transpersonal (Alma) capaz de comunicarse con los 4 egos; y el Yo Esencial (Espíritu) que está en contacto con el Dios Interior.
  • Estos 3 Yo están desconectados entre sí, y nuestro trabajo iniciático es hacer que se comuniquen. El Yo Superior es nuestra quinta esencia capaz de comunicarse con con los 4 egos y el ser esencial.
  • La primera etapa consiste en despertar a nuestro Yo Superior. Cuando tenemos la voluntad de convertirnos verdaderamente en nosotros mismos iniciamos un proceso de trabajo con el Yo Personal (4 egos) que despierta una quinta esencia en nosotros.
  • La segunda etapa consiste en alinear  nuestros 4 egos. El Yo superior traduce el lenguaje de cada ego permitiendo que se comuniquen entre sí, generando una integración a través de una finalidad común que permite que colaboren entre ellos desde una nueva unidad equilibrada. 
  • La tercera etapa consiste en hacer que nuestros 4 egos maduren. Cada ego es como un niño herido, bloqueado, que se resiste a crecer. El Yo Superior facilita el crecimiento de estos egos, realizando a cada energía y llevándola a que se encamine a metas más transpersonales.
  • La cuarta etapa se inicia cuando el Yo Superior se vuelve receptivo al Ser Esencial. Esto solo se logra una vez que el Yo Personal se encamina a lo transpersonal.
  • Estas cuatro etapas evolutivas se pueden organizar en base a los 7 niveles de conciencia descritos por Jodorowsky. En los 3 primeros niveles de Conciencia (Animal, Infantil y Adolescente Romántica) nos encontramos en primera y segunda etapa del trabajo iniciático. En el cuarto nivel de Consciencia (Adulto) estamos en la tercera etapa del trabajo inciático. Y en los siguiente niveles de Conciencia (Planetaria, Cósmica y Divina) estamos en la cuarta etapa del trabajo iniciático.

Al incorporar la palabra creadora el modelo evolutivo se transforma. El trabajo iniciático ya no consiste solamente en cambiar nuestra mirada, sino en crear una nueva mirada. No se trata de ampliar nuestra mirada de human@ limitad@, sino de conectar con la función divina creadora (la palabra divina), y ser creadores de nuestra propia realidad.

En el nuevo modelo evolutivo, el Yo Superior crea al Yo Esencial. El Yo Superior se vuelve receptivo a lo divino cuando es capaz de ejercer lo divino, se vuelve receptivo y activo a la vez. Y ejercer lo divino es crear tu propia realidad, crear tu propio mundo. Ya no es un modelo evolutivo, sino un modelo creativo.

Para que el Yo Superior pueda crear su realidad, primero necesita despertar y alinear las 4 energías que están comandadas por el ego.

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El aporte del Tarot, el Árbol Genealógico y la Psicomagia

PISTAS PARA DESCUBRIR AL EGO

El ego desde el tarot, el árbol genealógico y la psicomagia

Jodorowsky no consiguió generar un mapa del ego desde un marco que integre el trabajo con el tarot, el árbol genealógico y la psicomagia, pero nos dio las pistas para poder hacerlo por nuestra cuenta.

Por una parte, no solo tenemos 4 egos asociados a nuestras cuatro energías. Nuestro ego visto desde el árbol genealógico es un sistema de repeticiones capaz de tomar todas las formas que sean necesarias para hacernos repetir una situación familiar, incluidas las energías externas. Podríamos ordenarlo de este modo:

  • Ego Interno: Los 4 egos asociados a las 4 energías, dirigiendo nuestro mundo interno
  • Ego Externo: El sistema de repeticiones del árbol genealógico, dirigiendo nuestro mundo externo

Acabamos de dar un gran paso y revelar un aspecto oculto del ego a plena vista, su lado externo. Culturalmente nos es más familiar considerar al ego como un automatismo interno, y puede que nos resulte difícil reconocer que también tiene una manifestación externa. Por ello, vamos a tener que revisar algunos conceptos que nos van a servir para ver más claramente cómo se manifiesta la influencia del árbol genealógico en nosotros.

 

Influenciando y creando la realidad

Detengamos un momento en el uso del Tarot. Culturalmente hablando, el Tarot se usa como un oráculo, un medio de información, que nos permite ver diferentes situaciones de la vida de una persona, incluyendo su pasado, presente y futuro. Esto muestra que nos resulta creíble aceptar que las situaciones de la vida diaria de una persona están siendo influenciadas por procesos psicológicos, energéticos o espirituales, donde el Tarot es una de las muchas vías posibles que permiten identificar estas influencias.

Podemos aceptar que nuestra realidad está siendo influenciada, pero lo que no podemos aceptar es que nuestra realidad está siendo creada por estas influencias. Entre influenciar y crear hay una diferencia. O por lo menos, eso es lo que nos hace sentido.

Hoy en día podemos aceptar que la realidad se crea a sí misma (Big Bang, Dios, etc). Incluso podemos aceptar que la realidad sigue un orden (aleatorio, divino, leyes universales). Lo que nos resulta difícil aceptar es que “nuestra propia realidad” se “crea a sí misma” según un “orden”.

La idea culturalmente aceptada en occidente es que “nuestra propia realidad” es un subproducto de la “gran realidad”, y por lo tanto, está sujeta al “gran orden”. Pero ¿qué pasaría si “nuestra realidad” no es un subproducto de la “gran realidad”?

Ya formularnos esta pregunta nos abre una puerta. Incluso nos recuerda a los relatos que vimos antes de Jodorowsky y su dificultad de “crear palabras” para las cartas de Tarot. En el fondo, él no se sentía digno de crear sus propias interpretaciones de las cartas, en parte porque veía al Tarot como un objeto sagrado y él no se consideraba sagrado ya que estaba desconectado de lo divino, o dicho de otra forma, lo divino estaba afuera de él.

Lo mismo sucede acá pero en otra escala. Si la realidad se crea a sí misma, ¿por qué nos cuesta creer que nuestra realidad se pueda crear a sí misma? ¿Por qué el poder creativo está afuera de nuestra propia realidad?

Para devolverle la capacidad creadora adentro de nuestra realidad, primero necesitamos diferenciar el adentro y el afuera de nuestra realidad. Así como Jodorowsky resolvió su dilema creando un Dios Interior (adentro), nosotros resolvemos nuestro dilema usando esta misma lógica.

Afuera de nuestra realidad = La Realidad

Adentro de nuestra realidad = La Realidad Propia

Así como la Realidad se crea a sí misma, nuestra Realidad Propia también lo hace. Todos vivimos en una Realidad Propia capaz de relacionarse con otras Realidades Propias. Somos un Cosmos Propio que se relaciona con otros Cosmos Propios. Este nuevo concepto nos va a servir más adelante.

 

Las repeticiones y el trabajo con el árbol genealógico

Luego de varios años de trabajo con el Tarot, Jodorowsky encontró la primera pista que mostraba que no solo había una relación entre el mundo interno y el mundo externo de una persona, sino que esta relación seguía un orden preciso. Se dio cuenta que había una relación directa entre las cuatro energías de una persona (intelectual, emocional, sexual-creativa y corporal) y las cuatro generaciones de una familia (bisabuelos, abuelos, padres y hermandad).

Esto le llevó a cambiar su método de trabajo con las personas, y en vez de estudiar las energías de una persona por medio del Tarot, comenzó a estudiar el árbol genealógico de las personas para conocer cómo se estructuraban las energías en ellas.

En este estudio se dio cuenta que cada generación repite algo de la anterior y esa repetición se manifiesta de manera intelectual, emocional, sexual-creativo o material. Su gran hallazgo fue descubrir que la repetición se oculta bajo 4 formas.

  • Repetición Pura o Simple: Es un fenómeno de lealtad e identificación con el otro en el que la costumbre se opone a la creatividad y la diferencia es percibida como una amenaza para el orden familiar: los miembros de un linaje reproducen las mismas acciones con la misma edad o en las mismas fechas, se llaman igual, tienen la misma profesión, etc.
  • Repetición por Oposición: Muy frecuentemente es una estrategia adolescente que persiste hasta la edad adulta. Consiste en adoptar los valores contrarios de los del árbol genealógico, en apariencia para librarse de ellos, pero de hecho no es sino una manera de oposición tan sistemática que el resultado producido viene a ser el mismo. Así, el hijo de unos padres muy religiosos, criado en medio de las restricciones de una moral impuesta por su religión en detrimento de unas relaciones auténticas y libres entre los miembros de la familia, podría por oposición inclinarse por todo lo contrario y convertirse en un pertinaz ateo, involucrado fanáticamente en una lucha política o social que a su vez él impondrá a sus hijos como un modelo absoluto, sin restaurar la comunicación entre ellos (debido a su absoluta inexperiencia en las relaciones fluidas y afectivas entre padres e hijos). Sus hijos, pues, sufrirán su compromiso con «una causa justa» de la misma manera que él sufrió la beatería de sus padres.
  • Repetición por Compensación: La compensación, por su parte, supone una tentativa de obtener de la generación siguiente lo que no ha dado la precedente. Es decir, la compensación es un proceso por medio del cual los padres, con su mejor intención, hacen que sus hijos carguen con la carencia que ellos tuvieron por culpa de sus propios padres o del grupo. Por ejemplo, una madre o un padre hace que su hijo estudie música porque a ellos se les impidió hacerlo. Evidentemente el niño no ha mostrado jamás ningún interés por tocar el violín, pero los padres, sin ser conscientes de ello, a través del hijo/-a obtienen la satisfacción que tanto tiempo han esperado de poder tocar el violín.
  • Repetición por Interpretación: Es más sutil a la hora de ponerla al descubierto. Es la manera en que una persona, con su sistema de referencias propio, va a traducir los elementos que el árbol genealógico le ha legado y a adaptarlos de una forma aparente mente individualizada y nueva. Como ejemplo, el de una mujer que cuando nació no fue bien acogida por su familia, que no quería una niña y que además llegó en un mal momento y sin un lugar para ella. Decidieron ponerle como nombre el de tres personas ya fallecidas antes de que ella naciera: el de una hermana mayor, el de una tía que murió de tuberculosis a los 20 años y el de su propia abuela, fallecida poco antes de ella nacer. Esta mujer llevaba dentro de sí tres fantasmas, y en consecuencia habría de vivir toda su vida con una fuerte impresión de no existencia, como un personaje de ficción. Cuando se convirtió en madre, dio a luz un hijo al que ella era incapaz de criar por lo desconectada que se hallaba de sus propios sentimientos. Este niño, hijo de una madre totalmente ausente, no conservaría de ella nada más que su calidad de heroína de novela. De nuevo, y en virtud de un proceso de interpretación, él se enamoró de una escritora, que en realidad venía a representar a la madre concreta que jamás había tenido, una mujer de carne y hueso que daba vida en su imaginación a personajes de ficción.

El origen de las repeticiones

Habiendo dado estos pasos da un salto hacia el psicoanálisis, en busca de una teoría que le permita explicar el origen de estas repeticiones. Su hipótesis consiste en que uno puede liberarse de la repetición, pero para ello, primero es necesario identificar el origen inconsciente de ésta.

Esto le lleva a formular su propio modelo sobre el origen de las repeticiones, que si lo usamos tal como lo establece, nos va a resultar bastante complejo y nos puede desorientar.

Para usarlo nos conviene reordenarlo en tres tipos de orígenes de las repeticiones, que también podemos nombrar como los patrones repetitivos de base.

  • El origen físico: Repetimos las situaciones vividas en nuestro origen físico, como la fecundación, la gestación y nuestro nacimiento.
  • El origen energético: Repetimos las relaciones energéticas de nuestro núcleo familiar de la infancia, expresadas en energía intelectual, emocional, sexual-creativa y material. Incluyendo los abusos energéticos.
  • El origen psíquico: Repetimos las relaciones psíquicas vividas en el desarrollo de nuestras pulsiones, que se manifiestan en el nudo incestuoso, el nudo bisexual-lésbico-homosexual, el nudo sadomasoquista, el nudo narcisista, el nudo caníbal, y el nudo social.

Tomando todos estos elementos podemos crear un mapa del sistema de repeticiones que dirige nuestro mundo interno y externo.

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El sistema de repeticiones y el ego externo

En todo su trabajo, Jodorowsky no formuló la existencia de un ego externo o un ego familiar. Para él, el sistema de repeticiones es algo externo que influye en lo externo (otros familiares y su entorno) y en lo interno (la persona y su entorno inmediato).

El árbol genealógico es, ante todo, un sistema de repeticiones. Tradición, cultura, transmisión de un nombre, herencia, conservación del patrimonio, etc.: todos estos valores forman parte integral de la noción misma de «familia». El clan es, ante todo, un sistema jerarquizado de solidaridad y de pertenencia en el que sus miembros deben ser identificables como «miembros del grupo». Un mandato que está presente en todos los sistemas sociales y familiares: «Tienes que ser como nosotros».

Una forma de influir es haciendo imposible lo diferente o lo nuevo.

Desde un punto de vista muy primitivo, si nos referimos a las condiciones de supervivencia de las sociedades primitivas, o a la extrema dependencia en la que se encuentra un niño que todavía es incapaz de atender sus propias necesidades, la pertenencia a un clan es una condición sine qua non para poder sobrevivir. Verse rechazado y expulsado del pueblo, de la tribu o del seno materno implica morir de hambre, de frío o sufrir el ataque de bestias salvajes. En numerosos contextos culturales de hoy, ser rechazado por la propia familia equivale a ponerse en peligro social y económicamente.
Esta condición primaria está grabada en nuestro inconsciente y determina un terror universal ante la perspectiva de ser excluido. 
El miedo a la exclusión camina a la par con el miedo al futuro: no hay porvenir alguno si no es en el interior del clan, y dicho porvenir no puede ser otra cosa que la repetición del pasado porque el clan me insta, antes que nada, a perpetuar sus valores, y ello a pesar de que pudieran ir en detrimento de los míos. El clan nos ata y no nos permite evolucionar nada más que en una dirección dada.
[…] En el fondo, el clan se mantiene en movimiento por miedo al Otro, entendiendo a éste como enemigo o agresor potencial. El que se arriesga a romper con la cultura del clan y a inventarse un nuevo destino es percibido, desde el primer momento, como un nuevo Otro, un enemigo, y la tendencia del clan será renegar de él. 
Este miedo a lo desconocido nos impele a permanecer siendo siempre el mismo o la misma.

Otra forma de influir es poseyendo a la persona.

Las familias actúan también con posesión. Es habitual ver cómo un niño adopta no sólo los gestos, la forma de caminar, las inflexiones de voz o las posturas corporales de sus padres sino, también, sus sentimientos y manera de pensar. Aunque estos parecidos puedan deberse a un componente genético innato, estarían reemplazando a la imitación o, más bien, a la posesión. En realidad la imitación suele ser voluntaria y consciente, en cambio estos mimetismos familiares resultan irresistibles, inconscientes e irreversibles –a menos que la persona lleve a cabo un arduo trabajo sobre su yo–, pues están emparentados con la posesión.
Si nuestros padres han sido «poseídos» por sus propios padres, que a su vez lo fueron por los suyos, se puede deducir fácilmente que un niño podría estar «poseído» por su abuelo o por su bisabuela sin haberlos conocido jamás.

Con todos estos elementos, podemos postular que el sistema de repeticiones no solo influye en nuestro mundo interno, sino que crea nuestro ego interno, un automatismo que vive dentro de nosotros y que sigue una lógica que viene de nuestro mundo externo.

Sin embargo, esta respuesta abre otra pregunta que no es tan fácil de responder: ¿quién crea al sistema de repeticiones?

Por una parte, la respuesta que nos aparece de forma natural es decir que el sistema de repeticiones se crea a sí mismo o el mundo externo creó este automatismo. En ambos casos, no somos nosotros quienes creamos al automatismo. Y si nosotros no somos creadores de este automatismo, cómo podemos decir que somos creadores de nuestra Realidad Propia.

Dependiendo de la posición que tomamos frente al origen de este automatismo externo, nos posicionamos como creadores de la Realidad Propia o como un subproducto de la Realidad.

Es importante hacer notar esta diferencia, porque la respuesta automática que nos viene es considerar que lo de adentro es creado por lo de afuera y no al revés, quitándonos el poder creativo.

Para conciliar que sea posible que lo de afuera cree a lo de adentro y a su vez, que lo de adentro crea a lo de afuera, vamos a tener que crear nuevos lugares dentro de nuestra Realidad Propia.

  • Realidad Propia: Contiene nuestro mundo interno y nuestro mundo externo, y es capaz de crearse a sí misma.
  • Realidad Propia Interior: Nuestro mundo interno, capaz de crearse a sí mismo.
  • Realidad Propia Exterior: Nuestro mundo externo, capaz de crearse a sí mismo.

Con estos dos nuevos lugares, cada uno dotado de un poder creativo, ya nos resulta más fácil ver que es posible que exista una relación entre ellos, que se influyan mutuamente, y que en el caso que alguno de ellos no ejerce su poder creativo, pasa a ser creado por el otro. Incluso ya nos podemos aventurar a ir más lejos y postular que se crean mutuamente, son parte de la misma unidad, uno es el espejo del otro.

Dicho esto, podemos reordenar más claramente qué es el ego y qué lugares ocupa en nuestro mundo.

  • Ego: Automatismo que se crea a sí mismo. Contiene al Ego Interno y al Ego Externo, automatismos que se crean mutuamente.
  • Mundo Interno: Contiene al mundo interno propio, que se crea a sí mismo, y al mundo interno creado por el ego.
  • Mundo Externo: Contiene al mundo externo propio, que se crea a sí mismo, y al mundo externo creado por el ego.

Desde esta visión, el ego es un automatismo que se crea a sí mismo y vive tanto en nuestro mundo interno como en nuestro mundo externo. El Ego Externo es parte del sistema de repeticiones del árbol genealógico y a la vez es autónomo, y el Ego Interno es parte de nuestro mundo interno y a la vez es autónomo.

 

El ego desde la psicomagia

Ahora solo nos queda incorporar los aportes que nos ofrece la psicomagia, que es el medio que crea Jodorowsky para salir de las repeticiones del árbol genealógico. Su tesis es que los patrones repetitivos de base se pueden cambiar, pero solo es posible hacerlo desde el origen desde donde fueron creados, y esto no requiere que tengamos una máquina para viajar al pasado para hacerlo.

Según Jodorowsky, el Inconsciente es la fuerza que hace que se repitan los automatismos y no se rige bajo la misma temporalidad, al igual que cuando soñamos no nos regimos por la misma temporalidad de nuestra vida diurna.

Por lo tanto es posible entregarle información al Inconsciente que modifica el pasado (cómo el inconsciente lo entiende) y de este modo, modifica nuestro presente. En palabras simples, para cambiar los patrones repetitivos de base, hay que generar nuevos patrones repetitivos de base y hacer que el inconsciente los acepte.

La programación del Árbol actúa sobre el inconsciente como una flecha y, cuando la flecha se lanza, no se la puede desviar de su objetivo. El inconsciente tiene el deber de llevarlo a cabo como una orden a la que la persona tiene el deber de responder.

El aporte que ofrece la Psicomagia es postular un mecanismo que utiliza el ego para crear las repeticiones.

  • El inconsciente recibe ordenes.
  • Una vez que el inconsciente acepta una orden, el inconsciente va a realizar esa orden de forma permanente.
  • No se puede detener una orden ya aceptada por el inconsciente, pero se pueden modificar.

En síntesis, la tesis de Jodorowsky es que el inconsciente funciona igual que el genio de la lámpara, y para que escuche es necesario hablarle en un lenguaje que entienda. Para él, este lenguaje es un lenguaje de actos. Por lo tanto, crea la psicomagia, un lenguaje de actos que el inconsciente es capaz de escuchar.

 

El lugar del inconsciente

Nuevamente dependiendo de la posición que tomemos sobre el inconsciente, nos posicionamos como creadores de la Realidad Propia o como un subproducto de la realidad creada por el inconsciente.

Ya vimos anteriormente que la forma de conciliar que el poder creativo está adentro y también está afuera es creando dos lugares capaces de crearse el uno al otro. Y también ya formulamos que nuestro mundo interno considera dos lugares. Esto nos lleva a lo siguiente:

  • Inconsciente Interno (o del Mundo Interior Propio): Fuerza capaz de realizar una orden dentro de nuestro mundo interior propio.
  • Inconsciente Externo (o Afuera del Mundo Interior Propio): Fuerza capaz de realizar una orden fuera de nuestro mundo interior propio.

Ya esto está pareciendo trabalenguas y claramente nos está llevando más allá de nuestra capacidad espacial. Sin embargo sigue siendo importante hacerlo porque hay algo automático que se presenta cada vez que pensamos espacialmente la creación de nuestra realidad.

Nos cuesta imaginar la creación como algo doble, sucediendo simultáneamente en dos lugares a la vez, adentro y afuera. Y cuando logramos imaginarla, tendemos a situarnos por afuera del lugar en que está la capacidad creativa, en este caso, el inconsciente.

Todo esto ya es muy sospechoso y nos confirma lo importante que es aprender a mirar hacia la creación de nuestra realidad, ya que ahí es donde nuestro ego no quiere que miremos, y cuando nos deja hacerlo, quiera que la miremos desde afuera.

CREANDO UN MAPA DEL EGO

Un modelo de creación más allá del ego

Hasta acá hemos ordenado las pistas del ego que descubrió Jodorowsky y las que no descubrió, que se manifestaron en su vida e influyeron en la conceptualización de su modelo de evolutivo. Gracias a Jodorowsky podemos ir más lejos que él, integrando las tres herramientas en un solo mapa del ego.

Ahora bien, para llegar más lejos, será necesario abandonar algunas de las ideas que hemos traído hasta ahora, que tiene relación con cómo comprendemos la creación. Que como dijimos antes, es algo que nuestro ego no quiere que veamos.

¿Qué significa crear? Según lo que hemos visto hasta ahora y apoyándonos en el Tarot, es algo que sucede desde los bastos, nuestra palabra hablada y nuestro deseo, y se materializa en nuestro mundo.

Por ejemplo, en el mundo empresarial se formulan las visiones y misiones, que son declaraciones (palabra hablada o escrita), que definen lo que se quiere alcanzar y van orientando el camino. Los deseos hacen algo similar (nuestros deseos sexuales o creativos), son metas a las cuáles nos sentimos atraídos y orientan los pasos que damos.

Visto así, los bastos son la brújula que orienta nuestro camino hacia la materialización. Pero algo pasa también con lo que no se habla (secretos) y con los deseos reprimidos en el árbol genealógico. Encuentran un modo de salir a la luz (materializarse) ya sea después de muchos años o incluso en las generaciones siguientes.

Todavía no entendemos como funciona, pero ya algo se hace claro, podemos decir que crear tiene relación con lo que se manifiesta en nuestro mundo.

Dentro de las conceptualizaciones que usa Jodorowsky, nos habla de que nuestra realidad se mueve en un proceso circular entre el espíritu y la materia, donde se ven dos direcciones: “materializar el espíritu y espiritualizar la materia”. En esta lógica, materializar el espíritu se relaciona con la manifestación, con la creación como la entendemos hasta ahora.

Y como ya aprendimos antes, no conviene dejar el poder creativo en un solo lado, esto significaría considerar que la materia también crea al espíritu, lo cual nos queda un poco más lejos de entender, pero podemos hacerlo.

Por ejemplo, cuando nos alimentamos convertimos ese alimento en energía. No nos resulta difícil pensar la materia como algo que se puede transformar en una energía. Lo que nos resulta difícil comprender es que esa energía se vuelva algo espiritual.

Aquí se evidencia que tenemos que pensar la creación más allá de un nivel material y más allá de un nivel energético. Lo que no comprendemos es el paso de lo espiritual a lo energético y de lo energético a lo espiritual.

Por lo tanto, si queremos comprender esta relación tendremos que abandonar el modelo energético que propone Jodorowsky basado en el Tarot. Este modelo plantea que nuestras 4 energías siguen un modelo circular, donde una energía da paso a la siguiente, siguiendo el sentido contra reloj.

¿Qué significa pasar de una energía a otra? ¿Significa que una energía crea a la otra? Si consideramos que una energía crea a la otra, las espadas crean a las copas, las copas crean a los oros, los oros crean a los bastos y los bastos crean a las espadas. Lo que resuelve “materializar la energía y energizar la materia” y nos sigue quedando afuera lo espiritual.

Por otro lado, tomando las equivalencias que Jodorowsky establece con cada generación del árbol genealógico, tendríamos otra forma de entender la creación de las energías: espadas (bisabuel@s) crean a las copas (abuel@s), copas (abuel@s) crean a los bastos (padres) y bastos (padres) crean a los oros (hermandad). Y con el tiempo los oros (hermandad) se vuelven bastos (padres), luego se vuelven copas (abuel@s) y luego se vuelven espadas (bisabuel@s). Tenemos un nuevo modelo materia-energía que sigue siendo circular dejando afuera lo espiritual pero en otro orden: espadas – copas – bastos – oros y oros – bastos – copas – espadas.

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También es cierto que Jodorowsky logró imaginar esta relación de otra forma y lo vemos en su modelo evolutivo, con su interpretación de la carta “El Mundo” y su equivalente, el “mandala del Tarot”.

Hay un quinto elemento que dirige a las cuatro energías. Los arcanos mayores, representantes del mundo simbólico o psíquico, dirigen a los arcanos menores, las cuatro energías. Por lo tanto, el mundo símbolico o psíquico es el puente entre lo energético y lo espiritual.

Lo que es consistente con algunas relaciones que nos aporta el mismo Tarot entre lo energético y lo espiritual.

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Reordenando todo, vamos a generar un nuevo modelo de creación circular que integre lo espiritual con lo energético y lo material, y que incluya las propuestas anteriores.

  • Mundo Psíquico: La quinta esencia. Manifestación más espiritual, más sutil.
  • Mundo Energético: Espadas, Copas y Bastos. Manifestación entre sutil y concreta.
  • Mundo Físico: Oros. Manifestación material o concreta.
  • Modelo de Creación: Lo Psíquico crea a lo Energético que crea a lo Físico. Y lo Físico crea a lo Energético que crea lo Psíquico.

Sintetizando, la creación no es algo exclusivo a los bastos, sino que es algo que pasa en todos los niveles, siguiendo un orden doble, en dirección hacia la manifestación material y en dirección hacia la esencialización espiritual.

 

Mapa del Ego

El ego es una fuerza creativa que tiene tres manifestaciones: psíquica, energética y física. Funciona como un automatismo que continuamente está creando una misma realidad.

Desenmascarar al ego es reconocer que no eres tú quien está creando tu realidad, sino un patrón dominante que habita en ti y fuera de ti.

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